Según un estudio de FUNCAS, la fundación creada en su momento por las cajas de ahorro que se dedica al análisis, investigación y divulgación social, política y económica, la provincia de Guadalajara se sitúa en un conjunto de 23 provincias españolas de interior que reúnen los criterios de territorio despoblado, al tener una densidad de población por debajo del 12,5 por ciento que establece la Unión Europea. En este estudio, “La despoblación en la España interior” se hace un interesante y esclarecedor análisis del fenómeno de la despoblación rural en España desde los años cincuenta del pasado siglo.
Recuerda el estudio que la profundidad del “problema de la despoblación en España se advierte cuando se comprueba que aquella responde a una transformación estructural de la economía española que se inicia en los años cincuenta del pasado siglo y se consolida en el siguiente decenio. Transformación que se manifiesta en una desagrarización de al estructura productiva…” en beneficio de la industrialización y de las nuevas oportunidades que ofrecen a partir de ese momento las zonas urbanas, en detrimento del medio rural.
En este contexto, Guadalajara sufre junto a otras muchas provincias españolas de interior, que el estudio cifra en concreto en otras 22 más, un proceso acelerado de despoblación durante las décadas de los años cincuenta y sesenta que incluso se prolonga hasta la década de los 90, momento a partir del que comienza una recuperación importante, aunque centrada tanto en la capital como en su zona de influencia y en el Corredor Madrid-Guadalajara, mientas que el resto del territorio sigue perdiendo población.
Incluso excluyendo la capital provincial, como de hecho se hace en el estudio de Funcas para analizar exhaustivamente el problema de la despoblación rural en España, Guadalajara consigue reponerse solo gracias al crecimiento migratorio en la zona del Corredor, mientras que el resto de la provincia sigue perdiendo población, de hecho, tal y como se recoge en este estudio, los municipios pequeños con los que con mayor intensidad han soportado el proceso de despoblación en España desde los años cincuenta del pasado siglo. No obstante, gracias a la cercanía a Madrid los indicadores económicos de la provincia, por el peso de la zona del Corredor y paradójicamente por la despoblación y el envejecimiento en el medio rural, son mucho mejores que los de otras provincias muchas españolas, por ejemplo, aunque sean engañosos.
Guadalajara en su conjunto, según este estudio, está en un grupo de provincias más dinámicas, con saldos migratorios positivos y altas tasas de inmigración, por el efecto llamada del Corredor y su potencial industrial, lo que también ha motivado que su pérdida de peso demográfico y económico haya sido menor en el conjunto del Estado que el de otras muchas provincias también afectadas por tasas de densidad demográfica por debajo del 12,5 por ciento, que es el porcentaje que fija la UE para considerar despoblado a un territorio.
La provincia, que tuvo un mínimo de población en 1991, ha duplicado desde entonces su número de habitantes gracias a su vecindad con la Comunidad de Madrid, aunque incluso así sigamos en niveles similares a los del año 1950 a pesar de que España ha aumentado su población en el 2,5 por ciento desde entonces .
El estudio también señala que la mejora de su valor añadido bruto (VAB) y otros parámetros como el desempleo o la renta per cápita, se deben precisamente en buena medida a la despoblación de su medio rural, lo que ha aumentado su productividad, y al crecimiento de los sectores industrial y de servicios en la parte del Corredor. Sin embargo, la realidad es que la situación de bonanza de esta parte de la provincia, con un fuerte componente industrial, y ahora un gran desarrollo logístico, oculta en los datos económicos la situación que siguen viviendo el resto de comarcas, la Sierra, la Alcarria y el Señorío de Molina de Aragón.