En un país como España, donde el emprendimiento y el desarrollo industrial no es algo que esté al orden del día, la historia de la empresa RAMEM bien podría ser el mejor ejemplo para generaciones futuras de que con trabajo y esfuerzo querer es poder. Corría el año 1958 cuando Julián Ramiro, natural de Rueda de la Sierra, fundaba esta empresa en el garaje de la casa de su suegro, en el Barrio de Ventas de Madrid.
Ramiro había estudiado en las escuelas del Ejército aprendiendo el oficio de la aplicación mecánica y decidió montar sus primeras máquinas, que fueron el germen de lo que hoy es una de las empresas más innovadoras de la Comunidad de Madrid y posiblemente de España, y una de las pocas que han trabajado para la NASA o la Estación Espacial Europea en el mundo. Aquel jóven de Rueda de la Sierra, que hoy cuenta con 93 años, vive estos días orgulloso de la trayectoria cosechada por aquella empresa que fundó y a la que dedicó infinitas horas, como señala su hijo, Emilio Ramiro, actual CEO de RAMEM.
“Poco a poco fue creciendo e integrándose en la industria y en los años 70 empezó a trabajar para Iberia, cuando ésta dio un salto importante al empezar a hacer mantenimiento y reparación de los motores del Concord”, explica Emilio Ramiro, quien apunta que esto también fue decisivo para su empresa y para su futuro en el sector aeroespacial.
Se mantuvo la línea de servicios generales a la industria a la que se sumó la del sector aeronáutico, “en los 90 empezamos a trabajar para el INTA, Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, y comenzamos a elaborar piezas para satélites con materiales especiales como el titanio”. Casi en paralelo, realizaron los primeros componentes para equipos de la Estación Espacial Internacional y también empezaron a trabajar para el gran programa Eurofighter, el avión de combate europeo, y para el Gran Telescopio Canarias.
Fiabilidad y garantía
Hoy ya cuentan con 25 años de experiencia de vuelo en el Espacio. Su última aportación ha sido en el Perseverance, donde han participado “poniendo su granito de arena” con piezas de la estación meteorológica. Se trata de la tercera ocasión en las que llegan piezas de RAMEM al planeta Marte. En 2012 ya participaron, también con la fabricación de piezas para la estación meteorológica desarrollada por el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), para el rover Curiosity, y repitieron en 2018 en la sonda InSight también en el planeta rojo. Y han entregado componentes para el rover Rosalind Franklin de la Agencia Espacial Europea, que probablemente vuele en 2022.
“Son piezas en aleaciones metálicas especiales. También hemos hecho piezas en fibra de vidrio para el Perseverance, pero lo más habitual son las aleaciones de titanio o aluminio por su óptima relación masa resistencia”, explica Emilio Ramiro.
Se trata de piezas tecnológicas muy ligeras y con mucha resistencia donde “lo más importante ahí es la fiabilidad. La fiabilidad de que lo que estás haciendo estás bien hecho. Cualquier otra pieza en un avión es reparable, pero en un satélite no. Digamos que la garantía de calidad es la clave, es lo más importante, más que otras prestaciones”, afirma el director de RAMEM, quien señala que esa fiabilidad hace que sigan confiando en ellos para este tipo de proyectos y repitan en misiones sucesivas.
Actualmente son casi 50 empleados conformados por doctores, ingenieros, tecnólogos de alta cualificación. La actividad principal de RAMEM es la de fabricación de equipos mecánicos y electromecánicos y dentro de esa especialidad atienden tres áreas: una de fabricación de mecánica de precisión, otra de equipos mecano soldados incluido soldadura láser, y de equipos diseñados a medida de la necesidades de sus clientes. Y ofrecen piezas a sectores que van desde la industria general, industria de la ciencia, espacio o defensa.
“Esa capacidad de atender distintos sectores es lo que nos ha permitido aguantar tantos años a pesar de las crisis. Este año no se ha hecho ningún ERTE ni ERE, al contrario, se ha contratado más gente”, destaca su CEO.
Además, cuenta con una línea de I+D abierta desde hace más de 20 años en la que desarrollan productos propios de tecnología innovadora, especializados en al ámbito de detectores de nanopartículas, donde son pioneros y están enfocados al área del medio ambiente y la contaminación medioambiental.
El pasado año fue adquirido por el Grupo tecnológico ARQUIMEA. “Nosotros somos el recurso que tienen para la fabricación de los productos del grupo, con lo que nuestra capacidad se ha visto incrementada. Es un grupo muy dinámico y tiene un área de desarrollo muy potente. Estamos muy contentos por la oportunidad de seguir creciendo de la mano de este grupo”, añade Ramiro, quien señala a su padre, Julián Ramiro, como el responsable de este mérito ya que “esto es fruto de su iniciativa, su inquietud y emprendimiento”.
Foto 1: Emilio Ramiro, CEO RAMEM.
Foto 2: Julián Ramiro, fundador de la empresa. FOTOS RAMEN