En Villel de Mesa están de celebración. Tras nueve meses, acaban de concluir las obras de rehabilitación su castillo. Un edificio singular que define su orografía sobre una gran mole rocosa, en medio de la localidad, y aunque está declarado Bien de Interés Cultural, su mal estado de conservación, incluso con peligro de derrumbe, lo que podría afectar directamente a viviendas colindantes, levantó todas las alertas y obligó a ejecutar estas obras de emergencia que arrancaban el pasado mes de junio.
Su estado se ha ido deteriorando con los años y asociaciones en defensa del patrimonio como Hispania Nostra lo incluían en 2019 en su Lista Roja de Patrimonio por su alto grado de deterioro y abandono.
El Ministerio de Hacienda, tras ser interpelado por el alcalde del municipio, Pedro Lozano, quien envió una carta alertando de la situación, aprobó un proyecto de intervención para consolidar la estructura del castillo y para el que ha invertido cerca de medio millón de euros.
Ahora, han informado desde la Subdelegación del Gobierno de Guadalajara que los trabajos de consolidación del castillo de Villel de Mesa han quedado terminados tras dicha intervención que permitirá garantizar la conservación del edificio, perteneciente al Patrimonio del Estado.
En esta actuación se han aplicado los criterios más asentados actualmente en materia de conservación y restauración de patrimonio cultural, observando en particular las recomendaciones del Plan Nacional de Arquitectura Defensiva. Por tanto, se han respetado las características y valores de la construcción, empleando materiales y técnicas constructivas tradicionales, añadiendo innovaciones como la introducción de armaduras de fibra de vidrio en la ejecución de los hormigones de cal, de forma compatible con las estructuras y fábricas existentes.
Además de lograr la estabilización estructural del conjunto, un fiel ejemplo de castillo roquero, la intervención ha ido acompañada de un seguimiento arqueológico que ha permitido mejorar la comprensión del edificio y ha aportado una valiosa información sobre su historia, que se remonta al siglo XII.
Esta actuación evitará nuevos desprendimientos que pongan en peligro la conservación de la edificación, declarada Bien de Interés Cultural.
Valor patrimonial
Este castillo es un claro referente de la historia en el Valle del Mesa. Como señalan desde Hispania Nostra, se trata de un castillo de estructura muy sencilla, con planta rectangular de unos cuarenta metros de largo, más bien pequeña, con orientación aproximada norte – sur. Su pequeño tamaño es difícilmente explicable, si no es por la limitación física de su base rocosa y porque estuvo subordinado a la fortaleza del Mesa, ya que se levantó en una zona estratégica a caballo entre tierras castellanas y aragonesas, con continuas incursiones de ambos reinos.
El núcleo de la construcción es de tapial, pero gran parte de la estructura se encuentra cubierta de sillares, por lo que los muros son extremadamente gruesos en algunos puntos. En él se puede diferenciar un patio de armas en el centro y dos torres desiguales a los lados.
Su origen, según Hispania Nostra, es una incógnita si bien se barajan dos hipótesis posibles basadas en el estudio realizado por Francisco Layna. Bien que tenga su origen en las continuas guerras entre Castilla y Aragón; o bien que los árabes levantaran una pequeña alcazaba o una atalaya sobre el peñasco y los castellanos la aprovecharan a partir de la repoblación.
Lo que sí se sabe es que perteneció durante largo tiempo a la familia que le ha dado nombre: los Funes, tal y como señalan desde la Asociación de Amigos del Castillo de Villel de Mesa.
Esta familia era de origen navarro y llegó a la zona para participar en la repoblación. Jugó un importante y diplomático papel entre el reino de Castilla y la Corona de Aragón, lo que le permitió estar siempre en posesión de la fortaleza y la villa.
Fotos: Subdelegación del Gobierno