La A-25 y el Día de la Marmota

… Y la noticia no se hacía esperar. Poco después de que la plataforma ciudadana “La Otra Guadalajara” registrara la solicitud en la Subdelegación de Gobierno para la reactivación del proyecto de la A-25: la conversión en autovía del tramo de la N-211 entre Alcolea del Pinar y Monreal del Campo, así como otras medidas para luchar contra la despoblación, como una Fiscalidad Rural, que tenga en cuenta las especiales condiciones de vida de nuestros páramos y accidentes, ayer amanecíamos con el anuncio de una partida de 180.000 euros  en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), todavía pendientes de aprobación en el Congreso,  para la elaboración de un estudio informativo.

El caso es que, de un tiempo a esta parte, vengo teniendo la sensación de que me despierto cada mañana en el Día de la Marmota con algunos de los titulares de nuestra comarca y provincia.

Allá por julio de 2009, me sorprendía en el BOE el anuncio del inicio del periodo de información pública del Estudio Informativo de esta infraestructura, una noticia muy sonada de la que se hicieron eco todos los medios de comunicación. Pero es que, dos años antes, en 2007, me encontraba con otro estudio informativo, el de la conversión de la N-211 en vía rápida, que dejaba esta carretera preparada para su futura conversión en autovía.

Es como si la vida en el Señorío discurriera en espiral, llevándonos siempre a un extraño principio en el que el reloj de la torre permanece parado, mientras nuestros pueblos se llenan de fantasmas.

Y mi pregunta es: ¿Cuántos estudios informativos más son necesarios para que se inicien las obras?

Ayer por la mañana reflexionaba sobre la noticia en las redes sociales, porque se me antojaba bastante conveniente dar una limosna en periodo pre-electoral que, de alguna manera, apacigüe los ánimos durante un tiempo, mientras este proyecto vuelve a diluirse entre los pesados trámites de nuestra burocracia. Una asignación que, además, no repercutirá en modo alguno en nuestra comarca, sino en las arcas de alguna empresa especializada.

Y claro, en las altas cámaras estos 180.000 euros se queman en papeles y en plazos, pero en nuestra comarca taparían más de un agujero de esos que vienen chorreando desde hace tiempo.

Ya existe un estudio informativo que se quedó estancado en su periodo de alegaciones previas a la formulación de la Declaración de Impacto Ambiental por Parte del Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino.

En este estudio se contemplaban dos propuestas, ambas de 107,6 kilómetros, con idéntico trazado, salvo en un tramo de 7 kilómetros a la altura de la localidad de Castellar de la Muela. En una de las propuestas, la solución discurría hacia el norte de la localidad y, en la otra, hacia el sur. Por lo demás, según se informaba en 2009, la autovía se dibujaba muy próxima a la actual N-211, superponiéndose en algunos tramos que discurrían por parajes de alto valor ambiental, recogidos en la Red Natura 2000, recogiendo medidas correctoras para adaptarse al entorno. Los presupuestos de licitación de estas soluciones ascendían a 518,5 millones, uno de ellos, y 517,1, el otro.

En cuanto a las características de la vía, se preveían dos calzadas de dos carriles de 3,50 metros cada una, así como arcenes exteriores de 2,50 metros e interiores de un metro.

Las obras, a su paso por la provincia de Guadalajara, afectarían a las localidades de Alcolea del Pinar, Anguita, Anquela del Ducado, Anquela del Pedregal, Campillo de Dueñas, Castellar de la Muela, Castilnuevo, Ciruelos del Pinar, Corduente, Embid, Establés, Herrería, Hombrados, Luzón, Maranchón, Mazarete, Molina de Aragón, Morenilla, El Pedregal, El Pobo de Dueñas, Prados Redondos, Rillo de Gallo, Rueda de la Sierra, Saúca, Selas, Setiles, Torremocha del Pinar y La Yunta.

Algunas instituciones y organizaciones anunciaron entonces la presentación de alegaciones, pero ya nada más se supo de este estudio o de su aprobación.

Tratándose de una infraestructura tan reivindicada a uno y otro lado de la frontera con Aragón, cuya iniciativa surgía con la intención de vertebrar la comarca  y generar una alternativa de comunicación entre el centro de la Península y la costa de Levante, con la conexión con la Autovía Mudéjar A-23, también me sorprendía encontrarme con voces divergentes en las redes sociales, que no sólo criticaban la imposibilidad del proyecto, sino su posible impacto ambiental y la generación de una posible barrera para la visibilidad de los núcleos rurales: Dicen que las autovías unen ciudades y separan pueblos.

No me resulta fácil pensar en el futuro de nuestra comarca desde el inmovilismo. Algo tiene que cambiar para que las circunstancias acompañen. Realmente creo que la mejora de las comunicaciones por carretera representa una oportunidad y que los proyectos contemplan una fase de alegaciones, precisamente para evitar esos efectos adversos. También, que esa alternativa de comunicación con la costa de Levante podría impulsar la mejora del transporte público interurbano con Madrid, tan deficiente en estos momentos y tan necesario, si apostamos por el turismo como uno de los vértices de nuestro futuro.

Pero bueno, en algo tengo que dar la razón a las voces discrepantes de las redes sociales, porque al paso que llevamos entre estudio informativo y estudio informativo, nos quedaremos atrapados en este eterno Día de la Marmota.

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