Si, reflexionar siempre viene bien, y este confinamiento obligado nos ha permitido echar un poco de tiempo en ello, la desaceleración personal y global nos ha venido en muchos aspectos mejor que peor. Y hablo de desaceleración en sentido de sostenibilidad y de crecimiento económico y social razonable, a un ritmo que este planeta y sus habitantes podamos asimilar, tratar a nuestro planeta y a nosotros mismos de una manera más respetuosa… desarrollo sostenible al fin y al cabo.
Hemos tenido tiempo para lecturas atrasadas, para algún aprendizaje pendiente, para disfrutar de la familia (o no), para una limpieza y ordenamiento profundo de la casa y para apreciar que lo de siempre es lo importante y valorar lo que tenemos; este encierro nos ha dado tiempo y distancia para mirarnos más y mejor, con más calma… y también para otear a nuestra sociedad con más detenimiento.
Comparto con vosotros algunas reflexiones generadas en mi enclave: Guadalajara capital. El primero es que este encierro nos ha alejado a los urbanitas aún más de la naturaleza, ver esta maravillosa primavera pasar desde un balcón me ha hecho apreciar más el entorno rural. También darme cuenta de la polución y ruido que generan los vehículos, su desaparición ha sido un placer y a nivel mundial el respiro que le hemos dado al planeta ha sido muy positivo. Sólo tenemos esta casa y nos la estamos cargando; por cierto, al parecer la polución ayuda a los virus a desplazarse más y mejor.
Mucho menos positivo se percibe desde casa el panorama político: desde hace varios años los políticos en general no arreglan nada, ni lo urgente ni lo importante, faltan pactos de estado, no miran por el bien común, levantan rencillas del pasado en vez de afrontar los problemas reales de los ciudadanos…y no entraré en la gestión de la crisis, que a estas alturas todos creemos que es muy mejorable. Por cierto, en Nueva Zelanda y Australia los gobernantes se han bajado el sueldo y en Italia eliminan 230 diputados y 115 senadores, tomen nota y comparen.
Las telecomunicaciones han aguantado el tirón, el acceso a internet nos ha ayudado a llevar mejor este encierro y se han potenciado las videollamadas y los programas de comunicación visual como Zoom y Teams. Esperemos que el teletrabajo salga reforzado de esta crisis, ya que en la mayoría de los oficios no se requiere estar cinco días a la semana presentes en el lugar de actividad. Sin embargo a este nivel, las zonas rurales y nuestra tierra siguen igual de mal, un problema ya recurrente y que es una enfermedad crónica injustificable, nuestros pueblos tienen incluso más derecho por su problemática a contar con unas comunicaciones de primer nivel, sobre todo el acceso a internet por fibra o banda ancha de calidad. Incluso durante varios días ha fallado Movistar en su cobertura móvil en El Pedregal y Checa, poniendo en peligro los posibles avisos a urgencias.
La sensibilidad hacia los núcleos pequeños de población ha cambiado poco, se ha notado que las administraciones dirigían sus mensajes casi siempre orientados a las zonas urbanas, cuando en nuestros pueblos los condicionantes son diferentes y la vuelta a la normalidad se puede hacer con más rapidez dada su escasa población y por lo tanto es más difícil el contagio.
Una reflexión sobre nuestros mayores: en Guadalajara 120 de los 199 fallecidos han sido ancianos ingresados en residencias de mayores; está claro que los ancianos no son paquetes que se aparcan en una residencia, las administraciones deben vigilar y comprobar que se les trata y cuida con humanidad y respeto. Y en este sentido potenciar las pequeñas residencias en los propios núcleos rurales, que han demostrado ser las más resistentes a esta pandemia y con un trato más cercano.
La sanidad, la investigación científica, los cuerpos y fuerzas de seguridad y las FAS, además de otros sectores primarios salen reforzados de esta crisis que ha desnudado nuestra dependencia de material sanitario extranjero, un sector industrial a corregir y apoyar.
Dicen que tras esta pandemia el mundo no volverá a ser igual… eso espero, el que teníamos es muy corregible, deseo que todos cuando salgamos a la calle usemos más la bicicleta, seamos más respetuosos con nuestro medio ambiente y nuestros vecinos, seamos más ciudadanos, más exigentes con nuestros gobernantes, en definitiva salgamos más sabios y que los verbos tener y comprar se conjuguen mucho menos que los verbos cuidar, disfrutar o amar.
Jesús de los Reyes, primavera de 2020.