La presentación del libro “Guadalajara y Molina en las Cortes de Cádiz (1810 -1813)”, obra del checano, Antonio Martínez Mansilla, galardonada con el Premio “Provincia de Guadalajara” de Investigación Histórica y Etnográfica 2017, tuvo lugar en una sala multiusos del Centro San José repleta de familiares, amigos y vecinos de Checa y de otros pueblos de la comarca
“Guadalajara y Molina en las Cortes de Cádiz (1810-1813)” es la obra del checano, Antonio Martínez Mansilla, galardonada con el Premio “Provincia de Guadalajara” de Investigación Histórica y Etnográfica 2017. Este trabajo “denso y minucioso” fue presentado la semana pasada en la Sala Multiusos del Centro San José de Guadalajara por el autor, acompañado por el vicepresidente de la Diputación y diputado de Cultura, Jesús Herranz, y el cronista oficial de Guadalajara, Antonio Herrera Casado, en una sala colmada de familiares, amigos y vecinos de Checa y de otros pueblos de la comarca, entre los que no podían faltar los miembros de la Junta directiva de Tierra Molinesa.
Se trata de un libro que documenta el importante papel que desempeñaron Molina de Aragón y Guadalajara, cuando en medio del fragor de la batalla contra el francés, las Cortes de Cádiz se disponían a fraguar “el nacimiento de un estado que plantea una revaluación total”, en definitiva se trataba de “crear un nuevo Estado Liberal”, señaló Herrera Casado.
El alcalde molinés recordó cómo de este capítulo surgía la Diputación de Guadalajara con Molina, puesto que fue Molina de Aragón uno de los primeros territorios en declarar la guerra contra Francia, después de que el eco de los fusilamientos del 2 de Mayo llegaran a la población, constituyendo asimismo una de las primeras Juntas Locales, los órganos que surgieron en la contienda para suplir el vacío de poder y defenderse del ataque de los franceses. De este modo, también envió sus propios diputados a las Cortes de Cádiz, que aunque tardaron en ser reconocidos, finalmente tuvieron un papel muy importante.
Martínez Mansilla, por su parte, explicó algunas de las claves de este trabajo nutrido de los diarios de sesiones de las Corte de Cádiz, por supuesto, y de otras muchas fuentes “porque las migajas están ahí, pero hay que recogerlas”. El autor destacó la importancia del método a la hora de enfrentarse a una obra de esta complejidad: “Lo importante no es el hombre, es el método” recordó las palabras de Descartes, mientras se sacaba de la chistera otra frase memorable, esta vez del historiador del arte, Ernst Grombrich: “El sentido común es el mejor método”.
De esta manera, señaló que el relato de la historia es “un trabajo colectivo: si no van otros por delante es muy difícil” y en este arduo trabajo de juntar las piezas del puzle, este checano ha ido instaurando, según iba avanzando en el relato de los acontecimientos, “el principio de incertidumbre”, en esos lugares donde faltaba alguna de las piezas y sólo cabía plantear cuestiones que otros puedan responder en un futuro y “el rumor de los silencios”, porque la rumorología en la historia es un factor muy interesante.
Se trata por tanto de una obra muy compleja que recoge un sinfín de nombres relevantes asociados a la provincia de Guadalajara y a la comarca de Molina de Aragón. Nombres que en nuestra comarca se enmarañan con una saga, la de los López Pelegrín, desde Juan López Pelegrín, sacerdote que informó de lo que estaba sucediendo en Madrid, lo que a la postre instigó la declaración de guerra, hasta Francisco Antonio López Pelegrín, diputado por Molina, que tendría una papel muy activo en las Cortes y quien no sólo sería responsable de la declaración de Molina de Aragón como “Ciudad Heroica”, sino que también asentaría las bases de la Enseñanza Pública, como respuesta al alto índice de analfabetismo que existía en la época.
Ya en el turno de preguntas, el presidente de Tierra Molinesa, Ernesto Esteban, sacó a la palestra la solicitud que esta asociación hizo al Ayuntamiento de Molina, para que se levante el monolito en forma de pirámide, que las Cortes de Cádiz concedieron a Molina en reconocimiento al valor mostrado durante la Guerra, la cual fue quemada en varias ocasiones. Martínez Mansilla recordó que la ciudad se cobraba esa recompensa construyendo lo que hoy es el Paseo de los Adarves, antes transitado por el río. No obstante, el alcalde molinés, tomó la palabra para manifestar que el emplazamiento donde se solicitó la instalación del monumento, en las inmediaciones de la Calle Cuartell, se encuentra ahora en medio de un contencioso y una vez se resuelva, no descarta retomar el proyecto.
Sobre el autor
Antonio Martínez Mansilla (Checa, Guadalajara 1954) es doctor en Historia y licenciado en Derecho. Pertenece al cuerpo de profesores de Enseñanza Secundaria y ha ejercido como profesor de Geografía e Historia en diferentes Institutos de Madrid y también ha trabajado como asesor de Ciencias Sociales en el Centro de Apoyol Profesorado y en el Centro de Innovación y Formación de Madrid.
Ha colaborado en diferentes revistas educativas como “Escuela Española” o “Vida Escolar” así como en otras especializadas en Historia y Ciencias Sociales como “Cuadernos de Investigación Histórica”, “FUE”, Revista de las Ciencias Sociales, Sociedad y Utopía o “La ilustración liberal” así como en diversos periódicos de Castilla-La Mancha, uno de cuyos trabajos recibió el premio de Periodismo “José de Juan García” de 1996. Es uno de los autores de la obra “Ateneístas ilustres” (2004). Su obra principal es “Lorenzo Arrazola o el Estado liberalcatólico”, premio Ateneo Jovellanos de Investigación Histórica Española-Hispanoamericana de 2006.