En la zona donde estaban los zamoranos una bandera española destacaba por el enorme agujero que en el centro llevaba, sin duda un verdadero icono de la despoblación, señalando la zona que más la sufre: el Sistema Ibérico, la Castilla central, aquella que entre otras causas, Franco vació de agricultores para ganarse el pan en las zonas industrializadas de Cataluña, del País Vasco, Valencia, Madrid, Zaragoza…
La forma más sencilla de saber dónde están esos huecos poblacionales es una vista por satélite de la Península Ibérica de noche: destacan primero por su iluminación exagerada las grandes ciudades, después hay zonas medianamente iluminadas y por último amplias manchas oscuras, negras, apenas distinguibles: la España despoblada. La Península Ibérica se asemeja a una cabeza cuya nariz es Lisboa y esas zonas negras recuerdan a los huecos que la enfermedad del Alzheimer causa en el cerebro ibérico, la nada, el vacío de nuestra memoria. Una grave enfermedad a la que Europa empieza a mirar con preocupación.
De ahí, de esas tierras que no entienden de límites provinciales, llegaron a Madrid el domingo 31 de marzo unas 100.000 personas para conseguir que su problema entre en la agenda política nacional, que se reconozca como un problema de estado y que se empiecen a tomar medidas para corregirlo. La gente de Guadalajara, perdón, de la otra Guadalajara nos colocamos los cuartos, orden en el que la Otra Guadalajara se unió a la revuelta de la “España vaciada” y amparados por la Biblioteca Nacional y sin pensarlo, unidos, fuimos juntándonos la gente y las pancartas de Tierra Molinesa, del Alto Tajo, de la Alcarria, de Sigüenza, de Campillo de Dueñas, de Checa etc.
Rodeados de gente de Jaén, de Zamora, de Teruel, de Soria, de Cuenca, de Talavera de la Reina, en un ambiente festivo a pesar de la lluvia, nadie se movió de allí hasta la lectura del manifiesto en Neptuno y el emotivo, acertadísimo cierre, con las palmadas de 100.000 personas ayudando a que el corazón de nuestros pueblos siga latiendo.
Tras la distancia de estos días, si algo ha quedado claro, fue entre otras cosas, el acierto de los movimientos convocantes vetando cualquier símbolo político, cualquier político en la cabecera; pues su petición, nuestra petición, va directa a eso que nuestros gobernantes han olvidado: el interés de estado o nacional; eso tan tremendamente importante que los partidos políticos se siguen pasando por el arco del triunfo incluso tras la crisis, incluso tras el auge del sarnoso independentismo y del hartazgo de los ciudadanos por su ineptitud y corrupción. La presencia del líder de Ciudadanos en el evento se hizo medianamente soportable, pues al menos no ha gobernado nunca; la presencia de ministros y ex ministros del PSOE y del PP, además de algunos cargos políticos de la Junta y antiguos cargos provinciales que han gobernado y que no han hecho nada por solucionar la despoblación, sobraba…nunca he entendido la jeta de estos personajes que, a pesar de saber que no son bienvenidos, siguen intentado chupar cámara pensando que la mayoría de los ciudadanos somos estúpidos, que no tenemos memoria.
Gente que sobraba… y gente que faltaba: salvo honorables excepciones no vi ni una asociación agraria o ganadera y escasa gente que vive en y de la tierra en la comarca de Molina, una verdadera pena que muchos de aquellos que sufren directamente los efectos de la despoblación no acudieran, ni siquiera por la curiosidad de pasear por la Castellana sin coches. Siguen muchos vecinos de nuestros pueblos, muchos ayuntamientos, ajenos al que es su problema, dando la espalda al toro que se les viene encima…. gente que faltaba.
No obstante el objetivo se cumplió sobradamente: Portadas en todos los medios de comunicación y además en el momento oportuno: sin duda será un tema caliente en la campaña electoral. Y casi con seguridad, esta histórica manifestación servirá para que por fin se comiencen a tomar medidas contra el abandono rural y a dotarlas de presupuesto para llevarlas a cabo. Aunque probablemente tengan que hacerse nuevas movilizaciones, que sólo tendrán éxito si los movimientos ciudadanos que han organizado esta “revuelta” siguen unidos y cada vez más coordinados, está claro el notable avance conseguido para que la sociedad visualice el abandono rural.
Felicidades para las asociaciones convocantes y para los ciudadanos que acudieron a la exitosa manifestación. Sin embargo, la pregunta principal sigue flotando en el aire y parece que no tiene milagrosas soluciones: ¿Cómo llenamos de gente nuestros pueblos?
Jesús de los Reyes
J
4 Abr 2019La respuesta es sencilla. Con pan y techo.