Para la comarca de Molina de Aragón, de la que soy orgulloso descendiente, su entorno y todos los territorios sobre los que pesa la amenaza del despoblamiento, las oportunidades de lograr un desarrollo sostenible que nos permita hacer frente al reto demográfico, pasan por saber explotar nuestras potencialidades y, en este sentido, uno de nuestros mayores capitales debe ser, sin duda, el humano.
El medio rural precisa, más que nunca, de población capaz de emprender, de innovar, de poner en marcha soluciones económicas y sociales. En definitiva, se trata de revitalizar nuestro “capital humano” entendiéndolo como el motor del cambio necesario y, en este sentido, los premios “Emprendedores Molineses” son, por un lado, una forma de visibilizar ejemplos y experiencias de éxito y, por otro, una buena invitación a la cultura de emprendimiento y del esfuerzo, imprescindibles para hacer posible el cambio.
También (por qué no decirlo) estos premios de la Asociación Tierra Molinesa son una llamada de atención para todas las administraciones, recordándoles la necesidad de un apoyo decidido y unánime por parte de todas ellas. Y digo de todas, porque abordar el reto demográfico requiere un esfuerzo transversal e integrado. No sólo estamos hablando de servicios esenciales para la ciudadanía, como la educación o la sanidad; hablamos también de inversiones, de infraestructuras, de interconexión; de impulso a la actividad económica y productiva, para compensar la desventaja que sufren estos territorios frente a las ciudades; de conseguir un modelo de desarrollo económico basado en una economía verde, digital, accesible y sostenible, que al tiempo sirva para conservar y poner en valor la riqueza paisajística, patrimonial y cultural de nuestro medio rural.
Nueva e innovadora ley frente a la despoblación
Este es precisamente el enfoque de la Ley de Medidas Económicas, Sociales y Tributarias frente a la Despoblación y para el Desarrollo del Medio Rural en Castilla-La Mancha, que junto a esa visión transversal e integradora, incorpora medidas pioneras e innovadoras, como la deducción de un porcentaje de la cuota íntegra autonómica del IRPF, o la deducción por adquisición o rehabilitación de la vivienda habitual, a favor de los contribuyentes que tengan su residencia habitual y estancia efectiva en las zonas afectadas por la despoblación.
Sin duda, una apuesta decidida del gobierno de Castilla-La Mancha, que ha tenido su prolongación en la Estrategia Regional Frente a la Despoblación, aprobada por unanimidad en las Cortes, y que, para un horizonte de diez años, se configura como el principal instrumento de planificación para el desarrollo de las zonas rurales escasamente pobladas y en riesgo de despoblación.
Tanto la Ley como la Estrategia, resaltan un aspecto clave para el futuro de estas comarcas, y es la importancia y el potencial del patrimonio cultural y natural como motores de desarrollo sostenible.
Comarcas como la nuestra, atesoran un buen número de recursos naturales de gran valor, que son un atractivo turístico, además de un factor clave para impulsar un desarrollo económico sostenible. Debemos ofrecer al visitante una oportunidad de interacción directa con un medio natural con alto nivel de conservación, con un completo mosaico de paisajes y paisanajes. Una oportunidad de adentrarse en nuestra cultura, muchas veces tan vinculada al medio natural, y de conocer nuestra gastronomía y nuestros productos naturales. Herramientas fundamentales para ello son la educación y la sensibilización ambiental, tan importantes para nuestro Gobierno Regional, y más en concreto para mi Viceconsejería de Medio Ambiente englobada dentro de la Consejería de Desarrollo Sostenible, dado que es la gestora de dicha actividad a nivel autonómico.
Tampoco debemos olvidar el potencial en los recursos históricos tradicionales como el agrícola, el ganadero o el forestal. El desarrollo agropecuario, con una visión de sostenibilidad, puede ser fundamental para el despegue de estas zonas, o al menos para el freno de su éxodo. En este sentido, fomentar la agricultura ecológica y la absorción de carbono en los terrenos agrícolas y forestales, potenciar las marcas de calidad de los productos agroalimentarios, o fomentar el consumo kilómetro cero, la gestión sostenible de los montes, la recuperación y mantenimiento de sus usos tradicionales… son algunos ejemplos de oportunidades para poner en valor los servicios ecosistémicos que nuestro abundante medio rural, englobado en nuestro rico medio natural, proporciona a los ciudadanos en términos de salud y calidad de vida.
Y más allá de estos usos y actividades, la bioeconomía y la economía circular, con su cambio de modelo, se revelan como oportunidades de futuro, a medio y largo plazo, para fijar población en estos territorios. Tenemos un gran potencial forestal, como antes mencionábamos brevemente, insuficientemente aprovechado y necesitamos, por tanto, optimizar, siempre en clave de sostenibilidad, aprovechamientos como el maderero, el micológico o el resinero, entre otros ejemplos, y aprovechar el gran potencial de la biomasa forestal como fuente renovable de energía. Esa optimización, pasa por una mayor inversión en capacidades, conocimientos, innovación y nuevos modelos empresariales.
Para terminar, y volviendo al inicio del artículo, tenemos los ingredientes necesarios: capital humano y patrimonio natural. El reto que afrontamos es combinarlos de forma que podamos sacar el mayor partido y sean un conjunto de herramientas efectivas contra la despoblación de nuestra, mi, querida comarca.
Fernando Marchán Morales
Viceconsejero de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha