El Castillo de Molina de Aragón lleva siglos observando la vida cotidiana de la ciudad desde su posición estratégica, mostrando su majestad desde lo alto y dibujando con sus almenas un horizonte medieval. Quizá como una suerte de guardián legendario que nos inspira y nos identifica con un pasado de señores feudales y contiendas de frontera, entre los reinos de Castilla y de Aragón.
Su actividad apenas se limitaba a las visitas que organiza la Oficina de Turismo, que gracias a sus guías devuelven por algunos instantes a la vida sus diáfanas estancias.
La Asociación de Amigos del Castillo pretende despertar a nuestro eterno vigilante de su letargo pasivo para convertirlo en mucho más que un atractivo turístico: en parte de la vida cotidiana de los molineses.
De esta manera, volvíamos a sus fortalezas para disfrutar de la representación de El Cid, con motivo de la Feria Medieval, el pasado mes de junio, y ahora que vivimos estas fechas navideñas, lo hacíamos de nuevo para pasear por un magnífico Belén Viviente en el que no faltaron los oficios tradicionales como el herrero, el carpintero a las mujeres tejiendo, donde los productores locales y artesanos tuvieron su espacio para exponer y vender sus obras y productos y hasta SSMM los Reyes Magos de Oriente acudieron para recoger las cartas de los más pequeños.
Una pequeña postal navideña donde volver a encontrarnos, disfrutar de la compañía de amigos y familiares y festejar estas fechas con villancicos, chocolate, caldo y unas deliciosas tortas caseras que algunas mujeres decidieron hornear para la ocasión.
Según los datos que ha hecho públicos la Asociación de Amigos del Castillo, han sido alrededor de 1.300 personas las que se acercaron a nuestro Castillo-Alcázar durante la jornada del domingo, 23 de diciembre. Una nota cargada de agradecimientos a todas esas personas que se han implicado para hacerlo posible.
En una tierra amenazada constantemente por el problema de la despoblación, no deja de sorprenderme como cada rincón de esta comarca derrocha vida y entusiasmo. Basta con pasear por Molina durante estos días para darse cuenta: Las mujeres de la Asociación Krama han tomado ya las riendas de las decoraciones urbanas en los distintos periodos festivos y cada año se superan con nuevas creaciones y SOCUMO, Vacaciones en Siberia y la Asociación de Amigos del Museo, entre otras, llenan de actividades nuestro calendario cultural.
Ahora se suma la Asociación de Amigos del Castillo, otro colectivo más que hace gala de ese patrimonio más importante que cualquier otro material y que en esta dura tierra de páramos y accidentes se me antoja fundamental: La voluntad.