Participa en un proyecto de reintroducción de la especie que, de momento, ha dado sus frutos. Hay certezas de que estas aves ya han visitado el Parque y se adecuarán merenderos específicos. Los primeros estudios revelan que el Alto Tajo es un hábitat idóneo para el quebrantahuesos. La esperanza, ahora, es que se quede y críe.
El pasado mes de mayo, desde el Parque Natural de Cazorla (Jaén) se soltó el primer quebrantahuesos de la temporada, dentro de un programa de recuperación de la especie. Marcado, con una especie de GPS, para conocer sus movimientos. Era importante saber qué hacía, qué lugares visitaba y dónde se quedaba. Después de él llegaron otros seis ejemplares, marcados y soltados. Gracias a esos emisores se sabe que visitaron en distintos momentos del año y durante más o menos tiempo el Parque Natural del Alto Tajo, que forma parte de este proyecto junto a la Serranía de Cuenca.
El objetivo es que los ejemplares liberados, normalmente de dos años de edad, y que han llegado de manera natural al Alto Tajo vean en él un espacio idóneo para quedarse, reproducirse y recuperar la especie, actualmente en peligro de extinción. El Parque ya trabaja para conseguirlo.
El proyecto se inició “a través de unas medidas compensatorias que tenía que ejecutar la empresa Naturgy por la construcción de unos parques eólicos en la zona de Molina”, explica Ángel Vela, técnico de Espacios Naturales de la Delegación provincial de Desarrollo Sostenible. Los avistamientos realizados por técnicos y agentes medioambientales dieron “la evidencia de que estas aves visitaban el Alto Tajo y la Serranía de Cuenca”.
Se realizó entonces un estudio de viabilidad, entregado el pasado otoño al grupo que coordina la Estrategia Nacional de Recuperación del Quebrantahuesos y que arroja “buenos resultados”. El informe concluye que el Alto Tajo es una zona perfecta para reintroducir la especie: “goza tanto de buena calidad de hábitat de reproducción, ya que hay muchos cortados donde puede nidificar, como de alimento porque queda todavía ganadería y, sobre todo, muchos ungulados salvajes”. Ciervos y corzos, su alimento preferido.
Aves vagabundas
Para entender la llegada de estas aves a tierra guadalajareña hay que conocer su forma de vida. “El quebrantahuesos tiene una tendencia natural a la filopatria, a intentar volver a criar donde nació”, explica Ángel Vela. “Hasta que son adultos reproductores y se fijan en un territorio, tienen una época de su vida, que son dos, tres e incluso, cuatro años, que denominamos de dispersión”. Se sienten libres para volar y se dedican a explorar zonas muy amplias”, añade. Los quebrantahuesos van ‘vagabundeando’ y “cuando ven una corona de buitres grandes se unen a ella y buscan alimentos juntos. Los buitres se comen las partes blandas y los quebrantahuesos, los huesos que los buitres rompen para extraer la médula”.
Adecuación de merenderos personalizados y señuelos
Otro de los pasos que dará el Parque para conseguir que el quebrantahuesos fije su residencia en el Alto Tajo-Serranía de Cuenca es, precisamente, la “adecuación de puntos de alimentación más específicos”, que rellenarán con patas. La idea es que “si pasa algún quebrantahuesos por estos puntos prefiera éstos a un muladar tradicional. A los buitres leonados no les atraen las patas porque apenas sacan alimento de ellas, a no ser que tengan mucha hambre”, explica Vela.
Esta segunda línea de trabajo, que arrancará el próximo enero, estará financiada por la Junta de Comunidades, a través de una orden de ayudas, y por Naturgy. El objetivo es que “estos ejemplares divagantes que vienen se fijen en el Alto Tajo durante más tiempo y con la alta calidad de hábitat que hay, puedan quedarse y reproducirse. Es la línea más natural”, argumenta.
Además, se colocarán señuelos, figuras de quebrantahuesos adultos realizadas en resina sintética, que se ubicarán en zonas de cría. “Al ser aves divagantes les suele llamar la atención ver un ejemplar adulto y les hace pensar que es una zona buena para criar”.
Parada central de la ruta del quebrantahuesos
Son propuestas que aumentan las posibilidades de que el quebrantahuesos se quede y críe y que se suman a otras, futuribles, como la suelta de ejemplares de cría (pollos) en cautividad -más cara y precisaría línea de financiación-, o la llegada de ejemplares de zonas como Pirineos y Castellón, donde se ha logrado que un ejemplar adulto se empareje con uno de los dos pollos que soltaro.
“Se sabe que alguno de estos pollos ha visitado también el Alto Tajo”, afirma Vela, que confía además en la buena ubicación del Parque guadalajareño: “geográficamente es interesante porque está situado en el centro de las poblaciones pirenaica, de la de Castellón y Cazorla”, lo que supondría “la reintroducción de una cuarta población de quebrantahuesos en la Península Ibérica”.
Bueno para el ecosistema y el turismo
Además de recuperar la especie, este proyecto ayudaría a “completar la población de aves necrófagas en el Parque Natural del Alto Tajo y a hacer más eficiente el proceso ecológico”, subraya el técnico. No sólo “el proceso de limpieza y consumo de los cadáveres quedaría más completo” sino que “si conseguimos a medio plazo una población de quebrantahuesos y buitre negro, se complementarían con las especies que existen en la zona como buitres leonados, milanos y alimoches, que asumen ese rol ya en el ecosistema”.
A más largo plazo, uno de los beneficios añadidos de todo el proyecto sería el turismo ornitológico: “Una zona, con los paisajes que tiene el Sistema Ibérico meridional, donde se pudiera establecer puntos de alimentación y una oferta de producto ecoturístico, no sólo sería compatible sino deseable”.
Foto: Quebrantahuesos (Fundación por la Conservación del Quebrantahuesos)