Natural de La Yunta, en la sexma cerealista del Campo, José Antonio Floría acaba de presentar su libro en la iglesia de Santa María del Conde ante casi un centenar de molineses “Así en la tierra como en el suelo”, una publicación que recoge vivencias de su niñez y juventud en el pueblo con un lenguaje muy rico, sencillo de entender y muy divertido.
José Antonio nació en 1958 y, como otros muchos molineses, dejó su querido pueblo y a su familia para estudiar. Pasó por diversos centros de religiosos y comenzó una carrera profesional en Cataluña a los veintidós años como empleado de banca, trabajo que ha desarrollado con éxito hasta su reciente jubilación. Es también licenciado en Derecho por la UNED y aficionado a la música.
El libro, que ha sido presentado con notable éxito en San Carlos de la Rápita, donde reside actualmente, por supuesto en La Yunta, Guadalajara, Zaragoza y Molina, es un compendio divertido, ameno, muy entretenido de vivencias de un niño de La Yunta en los años sesenta, pero que pude ser válido para cualquier niño de cualquier pueblo de la comarca molinesa y de otras muchas tierras españolas.
Como particularidad de este trabajo, aunque la pretensión inicial del autor no fuera esa, cabe destacar las lecciones que ofrece y que permiten conocer mucho de la historia molinesa de la década de los sesenta y anteriores cuando ya comenzó a fraguarse de manera irremediable la diáspora poblacional; también de la realidad social de una comarca muy definida como el Señorío de Molina y de su sociedad fuertemente vinculada a la actividad agraria y ganadera que sufre profundos cambios en esos años ligados a la mecanización del campo; además ofrece un repertorio de palabras y usos lingüísticos peculiares de La Yunta y de la comarca.
Un fino trabajo lleno de ironía, de socarronería yuntana, pero también de amor por su pueblo, por su familia, por su comarca y por las gentes de la misma. José Antonio Floría expone en este libro, no solo sus sentimientos más profundos y nobles, sino que también deja aflorar muchos matices ligados a la honradez, a la generosidad y la humanidad que siempre han tenido los molineses a pesar -o precisamente por ello- de su humidad y limitaciones económicas a lo largo de la historia.