JUAN ORTEGA, TORERO

Dispara observaciones y reflexiones sobre distintos aspectos de la vida con la sorna y el gracejo de los toreros antiguos, fruto de una listeza natural, ornada en este caso  con una ingeniería superior.

Siendo todavía niño, se arriesgaba, con la lógica preocupación paterna, a echar el día, en soledad, con su bicicleta, recorriendo ese páramo lejano, abrupto y desierto que es Sierra Molina, allá donde se concitan las tierras de Teruel, Cuenca y Guadalajara. Asimismo, en los tentaderos, era capaz de arrearle unos muletazos a una becerra con la misma naturalidad y facilidad con la que se bebe un vaso de agua y, a continuación, salir de la plaza a seguir jugando con los niños que habían quedado afuera.

Le acompaña el “trapío” justo y necesario para, cuando se acopla a una verónica, un natural o una trincherilla, crear ese conjunto armónico y estético, y generar esa emoción que, sin saber por qué, hace crujir los tendidos y evoca en los entendidos las imágenes de los toreros de los años treinta, Cagancho o Gitanillo de Triana, entre otros.

Estos  rasgos nos remiten directa o indirectamente a los mimbres imprescindibles para llegar a ser una figura del toreo: el talento, el valor y el arte, o lo que es lo mismo: la cabeza, el corazón y la gracia.

Nos referimos a Juan Ortega Pardo, hijo y nieto de los ganaderos checanos  “Herederos de Jacinto Ortega”. Esta eventualidad hace que se relacione muy pronto con el toro y con el campo. Por eso, con el inmenso sacrificio y derroche de juventud que supone, hoy es torero  y, además, ingeniero agrónomo.

Comienza sus correrías  taurinas en las sierras de Andújar, en la ganadería de Román Sorando y en la familiar; prosigue en la  escuela de Sevilla y en 2006 debuta en Camas. Sus estudios de ingeniería le llevan a Córdoba y, por tanto, a continuar su vocación en las escuelas taurinas de esta ciudad, en la que debutó como novillero con caballos en mayo de 2011. Ganó entonces el premio ”Oreja de Oro Calerito” al novillero triunfador de la feria de Córdoba. La prensa siempre lo consideró una torero de clase  y dotes extraordinarias. Y como tal se le esperó siempre en las principales plazas españolas y francesas (Madrid, Sevilla, Valencia, Córdoba, Málaga, Almería, Villaseca de la  Sagra, Arganda, Arnedo, Bayona, Mont de Marsan, Saint Server, Carcassonne, etc.) donde cosechó, entre otros  muchos, los más importantes trofeos novilleriles. En septiembre de 2014, día de su alternativa de manos de Enrique Ponce y José María Manzanares, abrió la puerta grande de la emblemática plaza de Pozoblanco. El día 20 de marzo de 2016 confirmaba en Madrid sin el éxito esperado, por la condición de los astados, pero dejando muestras de su clase y oficio.

Hoy, tras la estela dejada en Madrid con sus actuaciones del día 15 de agosto y del Domingo de Resurrección, es de los toreros más esperados por la afición y más alabados por la prensa taurina y en las redes sociales. Su crédito en el aficionado es tal que un triunfo en Madrid en su próxima actuación lo encaramaría a las cumbres del toreo.

Por el momento, en una tierra con gran tradición taurina, como el señorío molinés y territorios aledaños, es quien, con Joselito Arroyo, oriundo también de esta tierra, ha llegado más lejos en el arte de Cúchares, y esto ha repercutido en el despertar de una afición que siempre, como es lógico, había querido tener un referente autóctono al que apegarse. Un Foro Taurino en Checa y un Circulo Taurino en Córdoba son efectos evidentes de la pasión que este torero ha despertado.

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