Funcas es una fundación creada hace años por las cajas de ahorro y hace todo tipo de estudios e investigaciones de notable valor socioeconómico. Acaba de hacer público uno sobre despoblación en el medio rural, del que informamos en esta misma página, especialmente interesante para nosotros. Y no solo porque ponga en evidencia, una vez más, la realidad de la España rural desde los años cincuenta y la falta de políticas de Estado destinadas a contrarrestar el proceso migratorio hacia las zonas urbanas industriales, también porque en el caso de nuestra comarca, se constata como los datos demográficos, económicos y de renta, tomados en el contexto provincial, hacen que se minimice la realidad de las dos terceras partes del territorio provincial ante la pujanza de la capital y de pueblos de su entorno.
Efectivamente, “La despoblación en el medio rural”, que es el trabajo de Funcas al que me refiero, hace un análisis muy detallado y metódico de cómo se han despoblado muchas provincias rurales españolas desde los años cincuenta en beneficio de las grandes zonas de expansión industrial y de servicios( Madrid, Barcelona y el litoral mediterráneo especialmente) y, en el caso concreto que nos afecta, constata claramente cómo la influencia de Madrid ha hecho que Guadalajara capital y pueblos como Azuqueca, Cabanillas, Marchamalo, Alovera, Villanueva de la Torre y alguno más de este entorno hayan hecho posible una recuperación de la población que alcanzó sus mínimos en 1991 y que ahora, treinta años después, gracias precisamente a esta influencia bestial de la capital del Reino, ha recuperado sus mejores datos de población que se remontan a la primera mitad del siglo XX, como si nada hubiera pasado desde entonces.
Así, gracias al crecimiento desbordado de los pueblos agrarios del Corredor de Henares por la influencia de Madrid y que en los últimos cincuenta años han pasado a ser de todo menos rurales, los datos macroeconómicos nos dicen que nuestra provincia ha dejado de ser una demarcación con graves peligros de despoblación a una zona de confort por sus números de desempleo, crecimiento económico, renta per cápita, generación de puestos de trabajo y recuperación de población. Por tanto, con estos datos en la mano, el mencionado estudio dice que Guadalajara es una de las pocas provincias españolas afectadas por el fenómeno de la despoblación rural , junto a Burgos, Huesca, La Rioja, Valladolid y Zaragoza que ahora remontan.
Pero aquí sabemos que, en realidad, lo que ocurre es que gracias a la capital y a una docena de pueblos de su entorno se oculta o tergiversa las gravísimas carencias del resto del territorio, donde la despoblación, el envejecimiento, la falta de oportunidades laborales y de empleo han generado en los últimos 70 años un desequilibrio abismal con respecto a esta zona privilegiada y marcada por la bonanza en todos esos indicadores socioeconómicos. Es obligación de las administraciones provincial y regional no perder de vista esta particularidad a la hora de establecer sus políticas, y no dejarse llevar por esos datos que nos dicen que estamos remontando, porque en la Sierra, en La Alcarria, o el Señorío de Molina la vida sigue siendo muy difícil.