La congregación de las monjas clarisas dejará de estar próximamente en Molina de Aragón (Guadalajara), donde ha permanecido por espacio de más de cuatro siglos, tras llegar en 1580, después de que las últimas religiosas que quedan hayan decidido trasladarse a Soria.
La propia Congregación de la Virgen del Carmen de Molina de Aragón ha informado en sus redes sociales donde ha indicado que en la última misa celebrada el domingo 19 de julio, la hermana cofrade Irina Pogudina, que año tras año ha tocado el órgano en la iglesia del convento, ha dedicado unas palabras a las religiosas que lo habitan.
“Hoy os quiero dedicar unas palabras que van más allá del sentimiento y emociones. Son latidos del corazón y del alma hacia vosotras, en este convento lleno de vida y dedicado a la meditación y al rezo. Me da mucha pena que, esta ‘Misa de Rued’’, sea la última, con vuestra presencia, en esta iglesia de Santa Clara”, dijo la hermana a las clarisas de Molina de Aragón.
Han sido las propias religiosas de Molina de Aragón las que han pedido su traslado a una casa religiosa que esta congregación tiene en Soria, en la que ya hay 60 hermanas.
No obstante, esta petición debe de resolverla directamente la Santa Sede, que todavía no la ha aprobado y no existe previsión para esta resolución, que puede dilatarse en el tiempo.
Desde la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara indican que en la actualidad hay seis monjas en el convento de la localidad, una de ellas de 96 años de edad.
Cabe apuntar que las casas religiosas, bien monasterios o conventos, con menos de seis miembros son clausuradas y los hermanos o hermanas reunificados en otras sedes de sus congregaciones, por lo que más allá de esta petición, la falta de hermanas clarisas hace prever su traslado en breve.
Convento de Santa Clara
Según unos autores, la iglesia parroquial de Santa María Pero Gómez fue fundada en 1280, mientras otros añaden que el templo fue fundado a finales del siglo XIII por un caballero principal de la ciudad llamado Pero Gómez, o Pedro Gómez, que era pariente y mayordomo de Blanca Alfonso de Molina, quinta señora de Molina y Mesa, y que, en recuerdo del fundador, el templo recibió el nombre de iglesia de Santa María de Pero Gómez, según señala la web declausura.org.
En 1572, el cardenal y obispo de Sigüenza, Diego de Espinosa, unió la parroquia de Santa María de Pero Gómez a la de San Martín, a petición de los sacerdotes y clérigos de la ciudad de Molina, junto con sus ornamentos, retablos, vasos sagrados, rentas de fábrica y parroquianos, entre otras cosas, y la iglesia de Pero Gómez quedó convertida en ermita, aunque conservó su antigua advocación.
Y en 1580, tras cuarenta años de abandono, Pedro Malo de Heredia, que continuó las obras del convento iniciadas por Juan Ruiz Malo de Molina, solicitó a fray Lorenzo Suárez de Figueroa y Fernández de Córdoba, obispo de Sigüenza, que le concediera la ermita de Pero Gómez para que fuera la capilla del nuevo convento de clarisas de Molina de Aragón.
El obispo aprobó la petición y se la entregó a perpetuidad a él y a sus descendientes, para que pudieran recibir sepultura allí. Algunos autores señalan que en 1581 el nuevo convento de Santa Clara fue incluido en la jurisdicción de la provincia franciscana de Cartagena, y que fue habitado por religiosas procedentes del convento de Santa Clara de Huete, siendo su primera abadesa Ana de Godoy, aunque otros autores señalan que el convento fue entregado a las clarisas en 1584.