Se da la paradoja para el sector de la agricultura de la provincia que siendo un año lluvioso, con el correspondiente beneficio que esto tiene para los cultivos, la crecida de los ríos y arroyos ha provocado desbordamientos e inundaciones en parcelas agrícolas fruto de la falta de mantenimiento del cauce de los ríos, según denuncian desde APAG y los agricultores de la zona de Molina de Aragón afectados.
Son cerca de un centenera según señala Javier Gómez, uno de ellos con tierras en Lebrancón, Pardos, Escalera y en Canales.
“Antes, hace 40 años no pasaba, cuando limpiaban los ríos”, lamenta Gómez, quien señala que este no es un problema exclusivo de su zona y es recurrente “en cuanto llueve algo más de lo normal”.
Algunos cauces no se han limpiado en años y están completamente taponados por troncos y maleza, los cuales forman auténticas presas que cuando revientan anegan todo a su paso. El río Gallo es un ejemplo de ello, así como los arroyos y barrancos que pasan por muchos pueblos, el río Mesa y sus arroyos, o los del Val, de la Hoz o el arroyo Calderón.
“El problema que tenemos es que los ríos están completamente abandonados por parte de las Confederación. En cuanto llueve toda la vega inundada, que no se limpia, y además es la mejor zona junto a la que cultivar”, explica este agricultor, que considera que “a los pocos que quedamos en los pueblos parece que nos quieren echar poniendo más problemas que facilidades”.
Gómez señala que por parte del Ayuntamiento de Lebrancón se han hecho ya tres escritos y “a los dos primeros no contestaron y al tercero, en el que se les pedía permiso para limpiarlo por parte del Consistorio, contestaron dando permiso a limpiar pero quitar los cuatro palos y eso no sirve para nada”.
Inundaciones recurrentes
“No es la primera vez que ocurre. Hace tiempo ocurrió con el Henares. Y la interrelación que hemos tenido con las Confederaciones, especialmente con la del Tajo, con la que hemos tratado más, no han sido como hubiéramos querido”, señala Antonio Torres, secretario de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos de Guadalajara (APAG), quien señala que esta vez se han visto afectados de manera especial en la comarca de Molina de Aragón, donde los valores casi han triplicado las medias de precipitación acumulada, en lo que va de primavera.
“Lo que queremos es una solución”, señala Torres y añade que “si no tienen presupuesto para limpiar, que es potestad suya, al menos que nos autoricen a hacerlo” y resalta que si se limpia sin autorización “te enfrentas a denuncias y multas”, algo que destaca también Gómez.
En este sentido, afirma que son varios ayuntamientos, no solo el de Lebrancón, los que se han ofrecido a sufragar ese gasto pero no lo autorizan.
“Estamos en una situación dantesca y de impotencia”, lamenta Torres, quien más allá de la situación concreta que afecta a los agricultores, alerta de que este abandono y falta de mantenimiento puede traer desbordamientos que vayan más allá de los daños materiales. “El agua no hay quien la pare”, añade.
Javier Gómez insiste en recalcar que las confederaciones “cobran” para realizar esos trabajos de mantenimiento y a la vista de la falta de atención a sus demandas cree que al final lo más efectivo sería denunciar a la confederación “y pedir daños y perjuicios, y cuando se demuestre que esos daños por inundaciones son responsabilidad de la Confederación, Agroseguro debería obligarlo a pagarlo.”
En este sentido, Torres entiende que Agroseguro debería actuar como cuando ocurre un siniestro de caza “cuando primero te paga pero luego va contra el coto y aquí podría ir contra la Confederación pero al ser dos organismos públicos no lo hacen”.
Por todo ello, tanto desde APAG como los agricultores afectados piden a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) y la Confederación Hidrográfica del Ebro actúen o les permitan limpiarlos a los municipios.