Siempre digo que hay dos momentos del año en las que, con toda probabilidad, podréis encontrarme en Molina de Aragón: Una es el Carmen, el 15 y el 16 de julio, y la otra es la Festividad de la Inmaculada, la noche de 7 de diciembre. Creo que son dos fechas que están grabadas a fuego en la conciencia de todoslos molineses, en las que, de alguna manera, nos sentimos más vinculados a nuestra tierra y a nuestra identidad.
Es parte de nuestra historia que, más que quedarse anclada en el pasado, se sigue escribiendo, porque nos habla de quiénes somos, de ese orgullo molinés que nos impulsa a ser testarudos y a no rendirnos, aunque arrecie el frío. No importa demasiado, ya que siempre podemos resguardarnos en el hogar.
Y así en la tarde del día 7 de diciembre volvimos a calentarnos en la hoguera del Cerro de Santa Lucía, desde donde se dibuja una de las mejores panorámicas de nuestra ciudad, con los castillos iluminados al fondo.
Allí se erige una estatua de la Inmaculada Concepción deMaría, esculpida en yeso blanco, vestida de sol, con la luna como pedestal y coronada por 12 estrellas, tal y como relata el libro del Apocalipsis. Lleva allí desde el año 1954, cuando los molineses decidieron conmemorar el centenario de la proclamación del Dogma de Fe levantando este monumento.
Pero mucho antes, en el año 1518, el Papa León X, en su sexto año de pontificado, concedía a Molina de Aragón el privilegio de realizar en la víspera del 7 al 8 de diciembre, una misa capitular cantada -similar a la Misa de Gallo que se celebra en Nochebuena- oficiada por un Presbítero, un Diácono y un Subdiácono. El sumo pontífice reconocía así la devoción y la defensa a ultranza que desde siempre ha manifestado esta tierra hacia la pureza de la Madre de Dios.
La bula papal, fechada el 18 de febrero de 1518, se conserva todavía en perfectas condiciones en el archivo histórico de la Iglesiade Santa María La Mayor de San Gil y es uno de los principales fondos de la exposición conmemorativa “In nocte ante festum” que se exhibe hasta febrero en la Iglesia de San Pedro de Molina de Aragón.
Este privilegio volvió a ser ratificado en 1883, por el Papa León XIII, una vez disuelto el Cabildo de Clérigos de la Iglesia de San Gil y por iniciativa de Melchor Gaona, encargado de la parroquia.
A petición del obispo de nuestra Diócesis, AtilanoRodríguez, la Santa Sede concedía en este aniversario el privilegio de celebrar el novenario y la Misa de Gallo en clave jubilar con indulgencia plenaria. El propio obispo oficiaba la Misa, con más de 20 sacerdotes que han pasado por las parroquias molinesas en las últimas décadas. Asimismo, con motivo de esta fiesta, fueron muchas las muestras de devoción, con varias Eucaristías y un espectacular rosario iluminado con velas hasta el Cerro de Santa Lucía.
De esta manera, los molineses celebrábamos el 500 aniversario de este priveligio: medio milenio, que se dice pronto, y ese día nos sentimos como si realmente nos hubiéramos sentado a la mesa a cenar, en nuestra pequeña Nochebuena molinesa, y asistido a la Misa de Gallo durante los últimos cinco siglos. Es parte denuestra historia, de nuestra identidad y de ese orgullo molinés forjado por el frío de estas Parameras.
Texto íntegro de la Bula Papal
“A los hijos queridos actuales Rectores, y a los Beneficiados, de las Iglesias Parroquiales de la ciudad de Molina, de la Diócesis de Sigüenza, León Papa X. A mis querido hijos, salud bendición apostólica. Con gusto aceptamos y seguimos concediendo los favores oportunos, las súplicas piadosas que esperan con honor la gracia de ser escuchadas, de los fieles de Cristo y principalmente de la Inmaculada Concepción, de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Nuestro Redentor y autor de la Salvación Humana, Nuestro Señor Jesucristo.
Según nos expusisteis entre vosotros mismos, alguna o muchas veces reunidos en sesión capitular, o juntamente con vivir para los católicos, el Día de la Concepción de María y , guiados por una piadosa devoción , y para que dicho pueblo estuviera presente con ánimo más atento a Maitines y a Laudes, y aumente su devoción, deseáis celebrar en vuestro nombre como humildemente nos habéis suplicado, una misa cantada con Presbítero, Diácono y Subdiácono, para que nos dignásemos a atender vuestras peticiones favorablemente y proveer oportunamente según la benignidad apostólica.
Pues nosotros inclinados hacia vuestras súplicas, os concedemos a vosotros y a los Rectores y Beneficiados, de dicha iglesia de San Gil y de otras iglesias parroquiales de la ciudad, que en víspera de la Concepción de la Beata Virgen María, después de Laudes, todos los años celebrarsolemnemente, libre y devotamente, una misa cantada, con presbítero, Diácono y Subdiácono.
Y nosotros mismos concedemos como don perpetuo a los actuales Rectores Y Beneficiados, con nuestra propia autoridad Apostólica, y a tenor de las presentes, sin que sirvan de obstáculo otras letras Apostólicas provinciales y Sinodales publicadas en Concilios Generales, o construcciones espirituales y otras cualesquiera contrarias. Dado en Roma junto a San Pedro, bajo el Anillo del Pescador, día 18 de febrero de 1518 sexto año de nuestro pontificado”.
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