La laguna de Taravilla es uno de los parajes icónicos, singulares y más reconocidos del Alto Tajo, ese maravilloso parque natural que debería ser orgullo de todos los molineses y de Castilla-La Mancha. Sin embargo, no parece que a la Administración competente, en este caso la Junta de Comunidades, le parezca lo mismo.
Es sorprendente la sensación de abandono, dejadez y desidia que se ve en el viaje desde Taravilla o Peralejos de las Truchas, hasta este espectacular enclave que además permite acceder a pie a otros rincones no menos llamativos y atractivos del parque.
Resulta tan decepcionante como paradójico que cuando desde la Administración se está haciendo un llamamiento al turismo de interior, como medio para ayudar a superar la crisis provocada por el COVID; que cuando parece -aunque está claro que sólo lo parece- que las administraciones competentes quieren buscar soluciones a la despoblación y que el turismo es considerado como una de las pocas alternativas reales a esta situación, que genera empleo, riqueza y ofrece posibilidades ciertas, se produzca un abandono del calibre que se puede ver en la laguna respecto a dos aspectos fundamentales para la promoción de este sector: la accesibilidad y la señalización, y ya no quiero ni mencionar el asunto de la telefonía.
Hacer el trayecto desde Taravilla a la laguna, por ejemplo, unos seis kilómetros, es casi jugarse la posibilidad de tener un percance con el coche. Con un camino de piedras (literal) y baches en más del 80 por ciento de su recorrido, con una capa de rodadura en tierra inexistente, realmente peligroso y por el que circulan numerosos vehículos en estos meses, es realmente complicado convencer a los visitantes de las bondades turísticas de la zona. Y eso ocurre precisamente en el Parque Natural del Alto Tajo, el gran atractivo turístico de la comarca.
Hay que escuchar los comentarios de los visitantes -muchos de ellos afinados al senderismo y la naturaleza- que se atreven a hacer el recorrido para entender su nivel de indignación, cuando no deciden volverse al ver lo que tienen que pasar durante los seis o siete kilómetros de recorrido. Realmente es difícil de entender cómo esta situación se permite por parte de la Junta Rectora del Parque Natural. Viendo cómo son las cosas uno no puede por menos que pensar que están solo para figurar y cubrir el expediente, no cabe otra valoración.
Si con un Parador de Turismo (precisamente se llamará Puerta del Alto Tajo) en ciernes es esto todo lo que sabemos ofrecer, apañados estamos. Ya no quiero ni hablar de la señalización general en el Parque y en la zona, realmente pobre y descuidada que parece estar pensada más para el que conoce el terreno que para el visitante; ni tampoco de la telefonía ni de Internet; ni de la sensación que da al ver estas y otras realidades de que lo que realmente quieren es que no haya visitantes y si esto es así, que ya digo que lo parece, nadie debería quejarse de la situación de desertización y abandono que padecemos en la comarca.
Y los políticos que, por favor, dejen de lucirse con anuncios que chocan frontalmente con la realidad.