Un momento para la reflexión tras la nevada

Una nevada histórica ha dejado prácticamente colapsada a media España, afectando sobre todo a nuestra comarca, a la provincia de Guadalajara y a todo el centro peninsular y noreste  con Madrid como escaparate televisivo.

La situación me ha recordado mis años de escuela en mi pueblo, Cubillejo de la Sierra, y aquellas nevadas similares a esta y habituales que caían y que hacían muy difícil la vida pero no por ello dejábamos que la situación se apoderase del pueblo y, sobre todo, había una colaboración vecinal impresionante que lamentablemente hoy se ha perdido en buena medida.

Lo primero y principal que hay que señalar es el trabajo ímprobo que estos días están haciendo muchas personas desde la instituciones para solucionar una situación complicada y que demuestra que la nieve, sobre todo en las grandes ciudades, no es precisamente una broma. Creo que es necesario reconocer el esfuerzo de muchos ayuntamientos e instituciones, con un personal extraordinario a su cargo, que luchan contra viento y marea para intentar facilitar lo máximo posible la vida de los ciudadanos, abriendo camino hacia lo realmente importante.

Y a estos hay que decirles que es literalmente imposible atender en unas horas, como algunos pretenden, solucionar una situación como la provocada por una nevada generalizada en un territorio amplísimo como son las tres cuartas partes de España, es imposible, nadie está preparado, ni puede estarlo nunca por mucho que nos empeñemos, para algo así que acontece cada mucho tiempo. Por tanto, paciencia, mucha paciencia, comprensión y colaboración ciudadana, es lo que dice el sentido común.

Como hacíamos en mi pueblo en aquellos años, todos los vecinos colaboraban abriendo sendas con más de medio metro de nieve a cada lado para ir a la escuela, a por el pan o a la iglesia, porque aquellas nevadas permanecían semanas en las calles. Y todos en casa, al calor de la lumbre, cuando no era algo absolutamente y verdaderamente necesario salir como para atender al ganado, que eso sí obligaba a realizar un esfuerzo enorme y peligroso a los pastores y ganaderos. Lo demás, todo, podía esperar y rezar para no tener ningún problema serio de salud. Y en todo caso utilizar las sendas abiertas entre todos para juntarse en el bar.

Por todo, deberíamos sacar una lección importante de esta nevada y es que la Administración es materialmente imposible que puede atender todas las necesidades a la vez, imposible; se precisa de la colaboración de todos los vecinos -y muchos los han demostrado estos días, por supuesto- para mejorar la situación en lo posible en cada casa, en cada barrio y en cada calle; el esfuerzo y sacrificio, peligroso muchas veces, que hace la Guardia Civil, Protección Civil y cientos de empleados de las distintas administraciones y algunas empresas como las de suministro eléctrico, es extraordinario y lo mejor que podemos hacer nosotros, todos los demás, es ser solidarios, tener paciencia y ser comprensivos con una situación sobrevenida que demuestra lo insignificantes que somos ante la Naturaleza, aunque a veces pensemos que podemos con todo.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Qué bonita aportación. Impotencia y colaboración como forma de atajarla.

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